Esta
semana he empezado a impartir la Unidad Didáctica sobre la Guerra
Fría a los alumnos de Ciencias Sociales, Geografía e Historia de mi
tutor de prácticas, Samuel, de 4º de ESO B. Sólamente he dado dos
clases (la tercera y última será la siguiente semana), pero me ha
sido suficiente para ver las diferentes caras de esta misma moneda,
la de impartir clase a unos alumnos.
El
primer día, después de ver cómo mi compañero impartía la segunda
sesión de su Unidad Didáctica, entré a clase muy nervioso, pues
era la primera vez que me enfrentaba a algo parecido (he hablado en
público y he hecho exposiciones durante la Licenciatura, pero esto
es algo muy distinto). No me pude quitar esos nervios de encima y eso
los alumnos lo notaron (me lo comentaron algunos al final, una vez
terminada la sesión). Pero conforme pasaba el tiempo, empezaba a
sentirme más cómodo y al final parecía como si no quisiese que
terminara la clase.
En
esta clase, los alumnos estuvieron callados y muy participativos
cuando lo requerí, algo que me sorprendió mucho, para bien.
En
la segunda sesión, sin embargo, las cosas han ido de distinta forma.
Por mi parte, me encontraba muy seguro, sin ningún tipo de nervios,
y con la sensación de que lo que les explicaba lo estaba haciendo de
manera correcta y satisfactoria; es decir, unas sensaciones
completamente diferentes (y, por tanto, buenas) a las del primer día.
Pero
en esta segunda clase los alumnos han estado más habladores, no
hasta el punto de interrumpirme o no dejar escuchar a los que querían
hacerlo, pero sí lo suficientemente molesto como para haber tenido
que levantar la voz y pedir silencio un par de veces. Este peor
comportamiento, que no malo del todo, no había aparecido en la
anterior clase y no sé por qué:
-Si
al hecho de que el primer día estuvieron “cortados” (más que
yo) y en este segundo día se les ha pasado la timidez y se han
mostrado más naturales, es decir, como ellos son de verdad, tal y
como he podido comprobar durante mi largo período de observación.
-Si
al hecho de que mi tutor de prácticas -y profesor suyo- no ha podido
asistir a mi segunda clase. Esto lo sabían algunos, pero lo que no
sabían es que yo sí iba a ir.
-Si
al hecho de que no he podido captar su atención y curiosidad. Sin
embargo, había planificado esta clase de una forma más
dinámica, y lo he podido llevar a cabo con
total normalidad.
Así
que lo que creo que ha pasado ha sido una mezcla de cada uno de estos
factores. Aún así, me quedo con mis sensaciones, que han sido mucho
más buenas que en la primera sesión.
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