El
primer día de prácticas propiamente dicho fue el martes 28 de
enero. Estábamos citados a las 8 de la mañana, la hora a la que
nuestro tutor empezaba las clases. Como
ha sido una semana de observación casi pasiva dentro del aula, a
continuación voy a tratar de explicar brevemente qué he visto y qué
primeras impresiones he tenido de los grupos a los que Samuel da
alguna de las asignaturas que están dentro de mi especialidad.
De entre estos grupos escogeré aquel al que, en las próximas
semanas, impartiré clases:
2º
de PCPI: Electricidad y Peluquería
La
primera clase que íbamos a observar era la del ámbito de las
Ciencias Sociales con 2º de PCPI
de Electricidad. El aula de este grupo no se encuentra en el edificio
principal del centro, sino en uno de los otros dos edificios
más pequeños que hay. Con esto quiero señalar que nos llevó un
par de minutos ir desde la sala de profesores hasta dicho aula,
momentos que aprovechó Samuel para informarnos sobre alguna de las
características del grupo: comportamiento general, nivel de
resultados, o los contenidos que se van a tratar en esa hora.
Personalmente, hubiera preferido, salvo el último punto, evitar ese
tipo de información, pues me iba a hacer crear una serie de
expectativas o prejuicios. Pero
Samuel pensó que sería conveniente comentarnos todo esto, sobre
todo respecto a los dos grupos de PCPI, pues son, como he podido
observar durante toda esta primera semana, un “mundo
aparte”, con un perfil de alumnado muy diverso: se trata de alumnos
de entre 16 y 18 años, con un nivel de compromiso y trabajo muy
diferente según el caso.
Todo
lo dicho anteriormente puede ser aplicable a 2º
de PCPI de Peluquería, que no conoceríamos hasta el viernes 31 de
enero, en unas circunstancias especiales. Y es que ese día
tenían que hacer un examen de Ciencias Sociales, de modo que hasta
la semana siguiente no los podremos observar en su, llamémoslo así,
ambiente natural.
Tanto
en el grupo de peluquería como en el de electricidad he podido
observar cómo nuestro tutor trabaja con ellos un currículo adaptado
a sus características e intereses educativos. Además, también he
podido observar un trato y una forma de expresarse y explicarse
diferente a las que usa con el resto de los grupos. Ni mejor, ni
peor, sólo diferente. Y es que, como nos ha repetido Samuel varias
veces, “hay que tener mucha paciencia con estos grupos”. Esto
quiere decir que el feedback que recibe el alumno de estos
grupos debe ser constante y más abundante en los aspectos positivos
que en los negativos, algo que se puede trabajar mejor en grupos más
reducidos, como los que nos ocupan, donde hay entre 10 y 15 alumnos
en cada uno. Con la metodología y el comportamiento que utiliza Samuel con estos grupos se pueden reducir las actitudes conflictivas, uno de los principales prejuicios, a veces justificados, que se suelen tener con cualquier grupo de PCPI.
4º
de ESO: A y B
4º
de ESO A es el grupo de este nivel que sigue la rama bilingüe en el
centro, de modo que, de aquí en adelante, me referiré a ellos como
el 4º bilingüe, pues así es como he comprobado que muchos
profesores los diferencian de manera más fácil -y yo ahora
también-. Este 4º de ESO bilingüe es, por decirlo de alguna
manera, el grupo “bueno”. Esto sería simplificar mucho la
cuestión, pero, en realidad, creo que es un adjetivo que se han
ganado, o al menos eso me ha parecido en las 3 clases a las que hemos
asistido esta semana. En su mayoría son disciplinados, son atentos,
son silenciosos, aunque siempre hay alguna excepción, y sobre todo
en grupos tan numerosos como éste. Al respecto, y como anécdota,
decir que aquí hemos tenido problemas de espacio los 3 compañeros
de prácticas, pues casi no había sitio físico para estar los 3
dentro del aula (son entre 35 y 40 alumnos y el aula es muy pequeña
para albergarnos a todos, al menos con comodidad).
En
cuanto al 4º de ESO B, el no bilingüe, decir que es un grupo más
normal, en el sentido de que no predomina ni lo bueno ni lo malo.
Suelen estar algo más distraídos y suelen ser más habladores que
el 4º bilingüe, aunque también algo más curiosos, pues preguntan
mucho las dudas que tienen, algo que es de agradecer para el
profesor, permitiéndole saber cómo van “digiriendo” los
conocimientos. Es verdad que no hay por qué comparar ambos grupos
pues así, si esta comparación no existiera, podríamos dejar de ver
a este grupo como el menos bueno de los dos. Además, los propios
alumnos de este grupo están un poco cansados de que siempre se les
compare con el bilingüe, cosa que esta semana, en un par de clases,
han expresado a nuestro tutor de forma explícita.
Un
ejemplo al respecto lo vimos durante la clase del miércoles 29 en el
4º no bilingüe. Samuel les dijo que debían terminar lo más rápido
posible la organización de los grupos para hacer una serie de
exposiciones y los temas que cada uno va a trabajar. Hasta aquí
bien, una reprimenda usual, pero cuando éste dijo que el otro grupo
ya lo había terminado, comenzó una discusión cuyo principal tema
no era ya el agrupamiento de los alumnos, sino la sempiterna
comparación con el 4º bilingüe. Lo más curioso de todo es que,
después de más de una semana intentando organizarse para hacer esas
exposiciones, en la siguiente clase, la del día 31, le dieron a
Samuel la lista de los grupos, sus miembros y el tema que cada uno va
a tratar. Los alumnos de prácticas miramos a nuestro tutor con una
cara mezcla de sorpresa y de satisfacción.
Es
cierto que las comparaciones son odiosas, y es cierto que en todas
partes hay “buenos” alumnos y alumnos “menos buenos”. Sin
embargo, creo que si se consigue atraer la atención de los grupos
“menos buenos” y si se consigue hacerles ver que ellos también
pueden hacerlo bien, este tipo de conflictos y tensiones
desaparecerían con el tiempo.
2º
BAC B
Por
último, toca hablar del grupo del cual Samuel es tutor y al que,
además, da clase de Historia de España: 2º de Bachillerato B. Este
era el grupo al que, personalmente, tenía más ganas de conocer
debido a las unidades didácticas que trabajan -más relacionadas
todavía a la especialización de mi Licenciatura en Historia-, y a
estar preparándose para los exámenes de Selectividad. Y es que, en
teoría, se trata de alumnos centrados en sus estudios y con los
cuales no suelen haber problemas de convivencia.
Sin
embargo, lo primero que me sorprendió del grupo en la primera clase
a la que asistimos fue su actitud apática, el escaso interés que
mostraban a lo que se le estaba explicando, más aún tratándose de
una unidad didáctica tan cercana a ellos, no en el tiempo, sino más
bien por las continuas noticias y referencias en los últimos
tiempos: la II República y la Guerra Civil Española. Este
comportamiento lo achaqué al hecho de que eran las 8 de la mañana y
que les había costado arrancar ese día. Sin embargo, esta actitud
continuó el siguiente día, una actitud de cierta -que no completa-
indiferencia, solamente interrumpida por la noticia de Samuel de que
tenía las notas del examen que hacía poco habían realizado. El
comportamiento desde entonces hasta el momento en que informó de la
nota de los exámenes cambió radicalmente, siendo una actitud más
viva e interesada que en la anterior clase. Fue interesante volver a
experimentar, aunque desde la distancia, la emoción de recibir una
nota y un examen corregido al mismo tiempo, con la posibilidad de
pedir reclamaciones al profesor y recibirlas aclaraciones del mismo
al instante.